Miranda de Ebro no es una ciudad muy conocida, salvo en sus alrededores. La llamamos “ciudad” los mirandeses, mientras que los burgaleses insisten en “pueblo”. Más allá de piques, Miranda, de unos aproximadamente 40.000 habitantes, está situada en el norte de Burgos, más cerca de la capital alavesa que de la burgalesa en sí.
Miranda de Ebro es un pueblo obrero, muy volcado al sector secundario con el ferrocarril y diversas fábricas. Tal vez si menciono la central nuclear Santa María de Garoña, que tanto ha dado que hablar en los últimos años, se os encienda una bombillita y digáis: Ah, Miranda es el pueblo que está al lado, sí que me suena. Su próximo cierre hace temblar a la ciudad, puesto que muchos de los trabajadores de dicha central provienen de aquí. Eso, unido al cierre de la Fefasa (otra importante fábrica) y a la proliferación de ERE’s son el principal castigo de una crisis económica que se nota una barbaridad. 4000 personas en paro, y en aumento. Cada vez que vuelvo y veo cerrando y desapareciendo las tiendas de toda la vida, noto que Miranda se mete en un hoyo cada vez más profundo del que no sé cómo ni cuando ni siquiera si será capaz de salir.
Pero esto no es una entrada triste, o no pretendo que lo sea; tiempo para lamentarse tenemos de sobra. He vivido en ella toda mi vida, en definitiva. He recorrido mil y una veces sus calles y parques, he pasado varios de los mejores momentos de mi vida allí y también me he aburrido soberanamente. He visto Miranda en casi todo su esplendor hace unos años, y lamento mucho estar viéndola tocar fondo actualmente.
Pocas cosas hay ya que animen a una Miranda moribunda. El año pasado todos nos volcamos con el posible ascenso del equipo de fútbol, el Club Deportivo Mirandés, a Segunda División A. En verdad yo no soy muy futbolera, pero recuerdo con alegría los gritos, la animación y la esperanza. Cómo prepararon la plazoleta del parque Antonio Machado para lo que todos pensaban que sería una victoria no demasiado complicada. Finalmente perdieron en el partido de vuelta contra el Guadalajara y los hinchas tuvieron que contentarse con haber rozado el sueño.
¿Y quién se iba a imaginar la situación actual?
En pocas palabras: Copa del Rey. Semifinales. Un equipo como el nuestro, eliminando finalmente a tres equipos de Primera División: Villarreal, Racing de Santader y finalmente, anoche, Espanyol.
Recuerdo la gran alegría tras la victoria contra el Villarreal. Aficionados al Mirandés no faltan, y tuvimos una buena serenata de pitidos y petardos. Todos tenían la ilusión puesta en el resultado contra el Racing, y los rojillos sorprendieron de nuevo con la victoria. Y todos sabíamos también que ganar al Espanyol, seguir con la racha, eran palabras mayores. Difícil, muy difícil, pero no imposible.
El partido de ida contra este equipo comenzó bien, el Mirandés se impuso contra todo pronóstico con un 2-0. Pero en el último cuarto de hora del partido el Espanyol remontó (ayudado por un árbitro al que más le vale no pasar nunca por Miranda si quiere seguir vivo) y el evento concluyó con un 2-3 a favor del Espanyol. Ayer noche fue el partido de vuelta, en esta ocasión televisado en abierto en Cuatro. Sólo con eso muchos ya estaban contentos. Y en dicho partido, tras la tensión de un 1-1 en el último minuto el Mirandés se impone con un 2-1.
Y ahora sí que no hay palabras. Yo lo seguí por internet, y momentos después de la finalización del partido recibí llamadas de Miranda contándome la proeza. Incluso yo, que como he dicho anteriormente, el futbol me da más bien igual, me sentí tremendamente emocionada. Me encanta que me dejen boquiabierta, y cuando oí los gritos de emoción de mis padres y el jolgorio de las calles a través del teléfono, sólo quise estar allí y palpar la felicidad extrema y común de todo una ciudad.
Hoy, más de 12 horas después, la emoción sigue vigente. Si a mí me ha afectado, no quiero ni pensar el estado de los forofos y la gente de a pie que se encuentre ahora allí. Las celebraciones nocturnas habrán dejado a más de uno con mal cuerpo esta mañana, pero pocas caras tristes se verán durante unos días. Me imagino el recibimiento de los jugadores que anoche lo dieron todo, hoy en sus respectivos trabajos (al ser un equipo de Segunda B no pueden dedicarse únicamente al fútbol) y me encantaría ver su determinación y su alegría infinita al ver cumplido el sueño. Sólo espero que apuesten tanto o más por el siguiente enfrentamiento, esperemos que contra el Athletic de Bilbao; que apoyos no les faltarán.
Y aunque todavía no he dicho…Muchísimas, muchísimas felicidades, Mirandés. ¡Enhorabuena, os lo habéis ganado! *__*
Porque señoras y señores, en el fútbol hay milagros, y esta vez los rojillos han hecho historia.
