miércoles, 11 de noviembre de 2009

Paz, amor y el Nobel para el salón.

Seguramente que ahora mismo estarás un poco a dos velas, pensando: "¿Dónde diablos me he metido? Con ese título, sólo falta el olorcillo a porro para que sea clavado a cierto anuncio hippista de la televisión..."
Pues, queridos lectores, todo esto tiene una sencilla razón. ¿Quién no acabó riéndose (buueno, tambien incluyo distinto tipos de sonrisillas, para los más meticulosos) al concluir el citado anuncio? Pero de verdad... ¿Alguien cree que se merecían el Canal Plus, así, por su cara bonita?

Como algunos ya intuirán, esto ha sido una tonta introducción a un tema que yo, al menos, considero de una relevancia importante. Me refiero a la concesión del Premio Nobel de la Paz 2009 a Barack Obama.

Sé perfectamente que llego con mi opinión algo tarde, pues la noticia tiene ya cierto tiempo. Aun así, me chocó bastante cuando la oí. Por supuesto, admito que yo de política se más bien poco... pero vamos, tengo ojos en la cara y este premio es algo que ninguna cadena de televisión esperaba. Basta con reflexionar un poco: Con la gran aceptación que ha tenido el actual presidente de EEUU ("Yes, We Can" y tal) ¿a nadie le extrañó que no anunciaran su candidatura a estos premios, ni que nos informaran de su evolución?

Y este es el momento en el que una se pregunta ¿Qué hace falta para conseguir un Nobel de la Paz?
1.
Sonreír y prometer. Cuanto más, mejor.
2. Ser el presidente del país que más influye en el resto del mundo.
3. Tener un programa electoral currado, con grandes cambios planeados.
4. Sin duda, no es indispensable haber cumplido ni una mínima parte de ellos. Es suficiente con asegurar que se realizarán.

Porque, claro, nadie tiene en cuenta que Estados Unidos fue y sigue siendo el mayor fabricante de armas del mundo, ni el aumento de tropas enviadas a Afganistán, ni el resto de soldados norteamericanos diseminados por el mundo.

Con todo esto, no niego que Obama haya hecho cosas buenas, ni mucho menos. Estoy al tanto de la reforma de la Sanidad que ha realizado, y el retiro del proyecto de crear un escudo anti misiles en Europa, y estoy segura que no será lo único. Pero de ahí a la candidatura…

Buscando información sobre los premios de este año, me he topado con el siguiente dato: En la categoría de Paz, Obama ha vencido a otros 205 participantes, entre los que estaban Bill Clinton, Bono (U2), Sarkozy y Berlusconi.
Tampoco me quiero meter en si alguno de ellos se lo merece más que Obama, pero no creo que todos los candidatos fueran a ser premiados por sus promesas, ¿Verdad?
E incluso, suponiendo que esto fuera así… seamos un poco coherentes, por favor: Si nadie se merece el premio, pues el premio no se otorga. Claro, sencillo y conciso. Creedme, no sería la primera vez: ni en la II Guerra Mundial ni en 1923, 1924, 1948, 1955, 1956 se ha galardonado a nadie con el prestigioso premio de la Paz.

Y el mundo está así: ¿Para que premiar los hechos pudiendo resaltar las promesas? ¿Para que premiar el presente pudiendo premiar un posible futuro?

Porque, recordemos: Obama no ha detenido la Guerra de Irak, ni el conflicto judeo-palestino. No ha desmantelado ni una cabeza nuclear, por mucho que fuera uno de los puntos fuertes de su campaña. Y sí, ha mejorado las condiciones de vida de los presos de Guantánamo, pero se ve que no quiere dejar sin trabajo a los carceleros.

Con todo esto, debo añadir que no tengo nada en contra de Obama. Simplemente, no me dejo guiar por “seguro que lo hará” o “es que tiene pensado hacer esto”.
Y aunque no lo parezca, Obama no me ha decepcionado. No lleva ni siquiera un año en la presidencia, y todo cambio conlleva su tiempo. Y ojalá sus promesas fueran sinceras, pues al mundo le hacen faltan…
Pero si me pongo en su lugar, me da la sensación de que el premio lo han entregado para condicionarle, para recordarle que el mundo sigue ahí, para asegurarse y poder recriminarle, en el caso de que fuera necesario, toda la confianza depositada en sus proyectos.

Y mi crítica se basa en eso: que yo sepa a nadie le premian por tener don de gentes y camelar a las cámaras, ni mucho menos por tener el trabajo sin acabar.

Y respecto a todo esto, ya sólo puedo desear que parte del premio (1.400.000$) sea en verdad donado a organizaciones de caridad, tan y como Obama ha querido a anunciar.

Sin desdeñar cierto refrán: “Dales la mano y te tomarán el brazo”.
Demósle cierta confianza. Esperemos que en un tiempo, sus acciones demuestren que se la merece.


Atte,

naylah©

1 comentario:

  1. Yo también me quedé asombrada cuando lo oí.

    ¿Premio Nobel de la Paz? Pero, ¿para eso no hace falta hacer ALGO? Porque si de promesas bonitas se lograra la Paz, viviríamos ya en el País de la Piruleta xDDD

    La lista era larga, sí. Pero creo que hay muchos más que se lo merecían. Gente casi anónima que no utiliza los medios de comunicación para dárselas de importante. Y lo digo porque una estudia Periodismo y evidentemente estudiamos cómo influimos en la sociedad y tal, por qué nos usan para campañas electorales y demases.

    En fin, es algo degradante. Podrían haberle dado el Premio a las distintas asociaciones que luchan contral el cambio climático, contra el maltrato machista, por la igualdad de la mujer en Oriente, por el desarme... Pero no. Se lo han dado a un presidente que tiene mucho por hacer. Y no en materia de política exterior.

    Muy buena entrada =)

    Atte,

    Sweet Shadow

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